El capitalismo es un potente imán para los
fascistas
y el nacionalismo excluyente es la
vitamina del fascismo
El fascismo inventa patrias, banderas,
muros y alambradas
para protegerse de millones de exiliados,
de hambrientos,
de los sin patria que sus políticas y
dogmas provocan
al resto de la humanidad
El fascismo no se pregunta cuántos
crímenes caben
en una hora, un día o un mes, ni le
importan las horas,
días o meses de resistencia, para que los
cadáveres de los desfavorecidos queden esparcidos por mares y alambradas
en la vieja Europa insolidaria o junto al
muro Trump,
que pretende quebrantar aún más el status
de las dos Américas
Cuántos muertos se necesitan, cuántos
fascistas
seguirán ganando elecciones, para que los
ciudadanos
entiendan que solo les mueve el poder
financiero
y seguir fabricando infinitas armas
letales en el lado bueno
de sus fronteras
Fernando Sabido
Sánchez
30-01-2017